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Camino de 1998

sin tiempo

Ya he cogido un poco de aire, pasado el enfado del otro día. Las cosas vuelven a la normalidad. Ha venido Emanuela, lo hemos pasado bien estos dos días porque es muy simpática y divertida. Inevitablemente, su presencia abre una rendija de la caja de los truenos pero cada vez se me da mejor bloquear pensamientos y recuerdos. Así, bloqueo lo poco que me gustaban los italianos cuando iban en grupo y jugaban a tener doce años otra vez; o bloqueo toda la "tragedia" en la que convertí mis problemas con Monica; también bloqueo lo mal que acabé con Sabina, por ejemplo. ¡Tantas cosas! Pero también tengo que bloquear cosas buenas que ya decía aquí hace unos días: las mañanas soleadas de los primeros días, las fiestas en el bar, las primeras clases... Y bueno, puestos a bloquear, bloqueo la imagen de Monica hoy en el messenger, tan guapa, y lo bien que lo pasamos juntos después de empezar a salir, pero sobre todo antes (aquellos emails, aquella cena, aquellos cafés...). También pienso que, si ahora siguiésemos saliendo, no tendríamos ninguna posibilidad de estar juntos, y sería una tortura. Parece que lo digo por aquello de que el que no se contenta es porque no quiere, pero me he vuelto tan frío que ese argumento de verdad me vale.

Y en realidad sí que sé que aspiro a más, sobre todo porque mirar sólo una parte de la historia es una gran mentira porque significa olvidar muchos tramos que no fueron tan bonitos, y no todos por mi culpa. Pero esto es más de lo mismo.

Me he encontrado con Mavi que, aparte de organizar unas cervezas con los viejos amigos del grupo, me ha recordado lo malo que soy por llevar dos o tres años sin dedicarles nada de atención. Bueno, vale, lo que haga falta.

Y ahora, a dormir, que mañana hay que trabajar.

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